lunes, 5 de mayo de 2008

Oligarquia

Los que controlan la economía
La oligarquía y los sojeros

Marzo ha sido un mes donde los grupos económicos autodenominados del “campo”, mediante cortes de rutas y falsos mensajes difundidos por los grandes medios de comunicación controlados por el establishment, conmovieron el país. Estos hechos estuvieron, -aún están-, en el primer plano de las instituciones públicas, de la vida social y de toda la Nación. La sublevación se sustentó en la resistencia, (especialmente las corporaciones exportadoras que además controlan los “commodities” cerealeros, los llamados “fondos de inversión” y sus socios locales), a las retenciones a las exportaciones de cereales, particularmente soja, dispuestas por el Estado ante las ganancias extraordinarias que obtienen estos pool debido al fenomenal aumento del precio internacional de ese cereal. Esta sublevación contó con el apoyo del pequeño y mediano productor del campo, manipulados por las corporaciones.
A partir de esta situación, -conflicto entre proyectos e intereses en pugna-, se plantea la confrontación y el debate. Conviene fijar con claridad la causa principal de esta cuestión: los dueños de los latifundios y los propietarios de millones de cabeza de ganado han ejercido históricamente en la Argentina el control y la orientación de la política económica, cualquiera sea el elenco gobernante, salvo algunos períodos muy breve.

Oligarquía y control del poder
El centro de la actual disputa hay que ubicarlo en ese contexto, es decir, si la oligarquía terrateniente y ganadera es la que debe seguir dictando el curso de la vida política y económica del país o si otros actores sociales pueden, -y deben-, aplicar una orientación diferente, nueva, que esté a favor de las grandes mayorías de la población y de la Nación. Los que resisten la aplicación de la renta móvil sobre la soja están claramente en el primer sector. Esos grupos hiper concentrados no están dispuestos, ni siquiera tolerar, que otros sectores le disputen el poder real o la atribución de dictar la orientación de la economía nacional o que sus multimillonarias ganancias sean tocadas por el Estado, un Estado que ellos consideran suyo. Su ofensiva de estos últimos tiempos retoma la añeja consigna: libre empresa, libertad de mercado, ninguna participación del Estado, y dejar que todo quede en mano del mercado, es decir: neoliberalismo.
Los latifundistas fueron los que desde el nacimiento de nuestra Nación usurparon el control del Estado, es cierto que en dura disputa con los sectores más lucidos y patrióticos de la sociedad en diversas etapas de nuestra historia. Los propietarios de la tierra consolidaron su dominio con la llamada “conquista del desierto”, es decir, la guerra a la población nativa, las matanzas y expulsión de sus tierras para apropiarse de millones de hectáreas que pertenecían a ranqueles, tehuelches, querandíes y otros pueblos. Tanto el ejército del genocida general Roca o la dictadura procesita han servido el mismo objetivo: defender y consolidar los perversos privilegios de los “dueños” del campo. Es paradigmático que del linaje de los Martínez de Hoz, -familia beneficiada con millones de hectáreas de tierra por la “victoria” de los ejércitos roquistas contra los nativos-, haya surgido el ministro de Economía a la dictadura videlista.
El Estado nacional, especialmente el establecido por la “generación del ´80” del siglo XIX, ha sido siempre un instrumento subordinado a los intereses de los latifundistas. La esencia y la base ideológica de ese Estado han sido fijadas por la oligarquía dominante. Aclaremos que ese dominio ha sido cuestionado por diversos sectores, especialmente los trabajadores. Esto se refleja hoy cuando la mayoría de la población urbana y rural reclama un nuevo reparto de la riqueza creada por el trabajo de todos.

¿Se cae la tutela?
Ya en pleno siglo XXI, cuando crece el cuestionamiento a la tutela que durante décadas ejerciera sobre América latina el imperio del Norte que hoy vive una aguda crisis, la multipolaridad avanza en todo el mundo. Nuestros pueblos del sur del Río Bravo empiezan a buscar su plena emancipación, generan proyectos que cuestionan esa tutela y plantean rumbos diferentes al modelo vigente, que aún continua siendo el dominio de las potencias imperiales.
Dentro de ese marco los grupos ultra conservadores resisten los cambios. Es paradigmático que corporaciones internacionales, como Monsanto o los pooles sojeros, junto a capitales que controlan la intermediación y la exportación de cereales, valiéndose de sus comunicadores, inundan el país con mensajes especialmente armados para confundir a la opinión pública y preservar su dominio.
Los pequeños y medianos productores siguen siendo los que sufren el modelo agrario vigente, producto de la injusta forma de propiedad de la tierra y el dominio de los poderosos empresarios “del campo”, que son los que, mediante el acopio, controlan esa producción y su comercialización. Estos sectores, pequeños y medianos, pese a ser los fundamentales tanto por su número, ya que son los que realmente trabajan en el campo, como por la cantidad de puestos de trabajo que crean y ofrecen, sin embargo no han sabido encausar sus legítimos reclamos. Simultáneamente, los gobernantes no supieron encontrar creativamente los caminos para analizar y atender su problemática, incomprensión que facilitó que estos fueran atraídos y manipulados por los estancieros de la Sociedad Rural.

Debate y soberanía popular
Es fundamental tener en cuenta que estos pequeños y medianos productores nada tienen en común con la oligarquía y las corporaciones internacionales. A los sectores del privilegio hay que eliminarlos del control del país y sacarles la aureola de que son los “representantes del campo”. En las reuniones entre gobernantes y las cuatro entidades se deben tener en cuenta esta realidad y encarar propuestas reales y justas para encontrar soluciones a las cuestiones coyunturales y abrir cauces para encarar nuevas formas de resolver los problemas de fondo.
Estos últimos acontecimientos nacionales requieren el análisis de toda sociedad, especialmente de hombres y mujeres, grupos sociales y fuerzas políticas que buscan la conformación de proyectos alternativos, en esa búsqueda las grandes mayorías deben ejercer el rol soberano, fundamental, tanto en su gestación como en su desarrollo. Sólo el debate generoso y abierto, junto a la resistencia activa contra sojeros y latifundistas, hará posible vislumbrar la construcción de un nuevo país en el que la dignidad, la libertad y la justicia sean bienes de las mayorías populares.

Félix Cantero – Abril de 2008.

4 comentarios:

mandrake el vago dijo...

Felix: Felicitaciones por tu emprendimiento cibernético. Un artículo interesante para el debate. Saludos, Facundo

Rebe dijo...

Holaaa...tanto tiempo.Te felicito por tener este espacio nuevo para seguir desarrollando tus ideas y pensamientos que siempre son tan interesantes e inteligentes.
Aprovecho para mandar besos a tía Marta,Ernesto y Seba.¡exitos!
Rebeca Cantero.

Felix dijo...

Félix: ...recien comencé a onocer la vida y costumbres del verdadero y autóctono dueño de las tierras del sur az trevés de sus Relatos Paganos. Sus relatos, debo decirle, son simplemente Prosa Poética. Me encantas su estilo y la frescura de los poemas recopilados. Nélida Vschebor.
12 de agosto de 2008.

Cecilia Marenzi dijo...

Felix, te felicito por la idea del blog de ahora en adelante sera mi medio de comunicacion para actualizarme y compartir seguramente su contenido. Cecilia Marenzi