lunes, 7 de julio de 2008

Presentación de "Relatos Paganos"



Fotos:

1-El autor junto a H."Biqui" López, Margarita Todesca y Juliana Cao.

2-ErNo y Charlie Mc Grey, acompañaron la presentación del libro.


La joven periodista Juliana Cao cuando presentó el libro hizo una serie de apreciaciones acerca del contenido y su visión crítica con relación al estilo, el lenguaje y los diversos tópicos abordados en los distintos relatos.

El relato "Desde Ushuaia, allá en el sur": donde una estudiante nórdica llega a la Patagonia en un viaje de estudio, se encuentra con un guía argentino que la hace descubrir la historia y las bellezas de la región, describiendo así los paisajes, la flora y la fauna del sur de nuestro país.
Y Música cerca del Polo Norte: narra el viaje de un joven músico argentino que recorre el continente europeo valiéndose únicamente del dinero que gana tocando la guitarra en conciertos callejeros.

Otro relato: "A orillas del Moconá": donde un periodista es asignado para estudiar las características de un pueblo indígena originario de la provincia de Misiones.
Y una especie de investigación llamada Buenos Aires sin tiempo, que narra las modificaciones en la sociedad desde el principio hasta la actualidad.

Hay elementos que se repiten en todos los cuentos, de ahí la relación entre sí. Uno de eso es un concepto arbitrario de felicidad, donde para las parejas tal sentimiento es una dicha compartida, resultante de la relación que mantienen. En cambio, para el sobreviviente de Cromañón, la felicidad es un imprevisto, lejano y complicado, dado que convive con los vestigios de la tragedia día tras día. Es interesante destacar la importancia a nivel social que tiene este tipo de espacios en un libro, donde mediante unas pocas páginas es posible invitar a la memoria colectiva de la comunidad lectora, para así no olvidar semejantes desventuras de la historia nacional.
También en esta primera parte se hace uso del recurso de intertextualidad, es decir la mención de otras, citando a items del ámbito musical, tales como Bono, de U2, Charly García, Pablo Milanés, etc., artistas de distintos estilos pero con gran popularidad, aportando así más peso a la idea que se quiere destacar. La música juega un rol importante en casi todos los espacios del libro, siendo tanto un tema de discusión, como también un elemento de despertar sentimental.
Dado que tanto en Música del Polo Norte, donde el objeto antes mencionado constituye la base de la vida del viajante, -como en Buenos Aires sin tiempo-, en el que es uno de los objetos más explotados por el autor para describir la evolución de la urbe, la música es algo así como una variable introducida en cada uno de los relatos. Un hilo unificador entre las historias.
Otro de los elementos predilectos que moldea las historias es la apelación a la concientización general: es decir tomar conciencia de la pérdida de nuestra cultura originaria, de la devastación de la naturaleza de nuestro país, de la belleza de nuestras costumbres, de las consecuencias de la evolución, la cual contribuye, cada día más, a que la identidad argentina se pierda bajo el dominio extranjero.
Socialmente el libro tiene una importancia vital basada en la recuperación de nuestra tradición y del respeto de nuestras raíces. Contribuye a la culturización general, ofreciendo datos diversos como la conformación de la arquitectura de la Ciudad de Buenos Aires, datos sobre el holocausto judío, el conocido centro de concentración que se encuentra en Polonia o los campos de detención clandestinos de Buenos Aires, las historias que guarda San Telmo, etc.
La obra tiene sus ejes en la revalorización de la existencia, de la naturaleza, priorizando así el amor a las cosas, a los animales, a la vida en sí. Es un creciente índice de ilusiones, dado que los protagonistas de los relatos son, casi en su totalidad, jóvenes soñadores con vistas al futuro que intentan concretar sus aspiraciones. Se contempla en todo momento la posibilidad e forjar un mañana mejor.
Casi se podría decir que es una obra contemporánea, social, dado que se trabajan los mismos conceptos aplicados a distintas situaciones sociales, todas sucedidas en época actual. Si bien los personajes son mayormente veinteañeros, no todos viven en iguales condiciones sociales ni culturales, sino que se combinan diversas tradiciones, dando lugar a la exposición de costumbres de nativos, europeos e incluso orientales. En particular cabe destacar la utilización de la jerga popular de principio del siglo XX en el texto de Buenos Aires sin tiempo.
Literariamente es un texto peculiar: el lenguaje utilizado es corriente, fácil de entender, contribuyendo así a concretar la función social de la obra, porque al no utilizar un vocabulario muy rebuscado ni mucho menos técnico, el texto resulta accesible para cualquier interesado. En el primer capítulo, se logra dejar por sentado en textos cortos las ideas básicas del amor, la influencia cotidiana de la música en nuestras vidas, etc. El autor utiliza diversos recursos que terminan por argumentar satisfactoriamente la incidencia de dichos elementos en nuestras vidas. En el segundo y tercer capítulo, se plantea situaciones que no deja una conclusión precisa, favoreciendo así la intervención personal del lector para que mediante la interpretación del texto éste logre su propia conclusión.
Finalmente, el título esta adjudicado a las leyendas de los dioses paganos, cuya etimología se refiere a la vid de los antiguos campesinos que creían en varios dioses; estos son: el Sol, la Luna, la Lluvia, el Maíz o la Madre Tierra. Estos dioses permanecen en cada lugar del planeta, albergando o simplemente contemplando cada una de las historias, de polo a polo, tanto en Europa, como en la Patagonia.
Desde mi humilde opinión, la obra literaria realiza aportes fundamentales para nuestra cultura, es original y preciso al invocar la valoración de nuestros orígenes, los cuales cada día se ven más su importancia, pese a la mundialización, la globalización, y la capitalización del sistema. Disminuye constantemente el interés nacional en lo autóctono y es cada día más pobre la educación oriunda de las tierras que habitamos. Ojalá que este libro contribuya al respeto y el amor por nuestro propio origen.

Juliana Cao
Diciembre de 2007.

viernes, 4 de julio de 2008

Una expectativa esperanzada

Bolivia es el único país sudamericano que no tiene salida al mar. La guerra del Pacífico del siglo XIX en la que intervinieron Perú, Chile y Bolivia, guerra que la dejó sin parte de su territorio y sin acceso al Pacífico. Durante la década del ’50 del siglo XX una sublevación popular expulsó del gobierno a las tradicionales clases dominantes y surge un nuevo gobierno que produjo cambios importantes en el país.

Pero las viejas clases explotadoras no renuncian a sus privilegios perdidos. Conspiran, entre ellos los militares y la jerarquía eclesiástica, y comienzan el trabajo de zapa hasta desgastar, corromper o a cooptar a los nuevos gobernantes. Simultáneamente la izquierda tradicional y las direcciones de algunas organizaciones sociales no supieron encontrar propuestas para superar las sucesivas crisis en que ha entrado toda la Nación. La inestabilidad política e institucional se hizo crónica en la vida del país. A fines de ese siglo las fuerzas armadas irrumpen violentamente en favor de las viejas clases opresoras e instauran una cruel dictadura. Esa dictadura destruye la economía del país y la población sufre los peores vejámenes, impera la corrupción, el empobrecimiento general se multiplica y la degradación penetra por todos los poros de la sociedad y del poder.

Los gobiernos se fueron sucediendo unos tras otros hasta que la población, harta de tanta inmoralidad y destrucción, impulsada por los campesinos, los pueblos indígenas y los pobres de las ciudades inician las sucesivas sublevaciones, ocupan las carreteras y barriadas de las grandes urbes y, en ese marco, conforman nuevas estructuras que promueven nuevos dirigentes no comprometidos con el pasado.

El proceso rebelde expulsó a los gobernantes corruptos y obligó a las elecciones de octubre de 2005, en las que resultó electo el sindicalista Evo Morales, conocido además por su condición de indígena aimara, fenómeno que rompe con casi 500 años de dominio de las clases explotadoras. El 21 de enero de este año, ante los amautas, -sabios y sacerdotes-, Evo Morales jura en el templo de Kalasasaya donde habló, en medio de un impresionante silencio de los 20 mil nativos de varios pueblos con sus ponchos colorados, de su plan de gobierno y les pidió que “controlen y vigilen mi gobierno, vigílenme a mí, y si me equivoco, por favor corríjanme”.

Al día siguiente, con la presencia de dirigentes bolivianos y personalidades de todos los continentes, asume como presidente constitucional de Bolivia. En su discurso de asunción afirmó que a los pueblos originarios las clases dominantes “jamás los reconocieron como seres humanos, siendo que estos pueblos son dueños absolutos de esta noble tierra, de sus recursos naturales.” Culminó recordando al Subcomandante Marcos de que va “mandar obedeciendo al pueblo”. Un nuevo proceso y una nueva expectativa esperanzadora están en marcha.

Enero de 2006.